La época actual, marcada por una convergencia sin precedentes de la tecnología y la inteligencia artificial (IA), representa un momento de profunda transformación social y económica. Esta disrupción, a menudo denominada la Cuarta Revolución Industrial, exige una reconfiguración de las competencias humanas fundamentales. El simple dominio de las herramientas digitales ya no es suficiente; el siglo XXI demanda un nuevo tipo de alfabetización digital que abarca, no solo el uso, sino también la comprensión, el pensamiento crítico y la ética al interactuar con la tecnología.
La tecnología ha transformado muchos aspectos de nuestra existencia, por ello, la adquisición de habilidades digitales y una comprensión matizada de la inteligencia artificial, es imperativa para alcanzar un diferencial competitivo del individuo y la colectividad.

La alfabetización digital: un marco conceptual en evolución.
La alfabetización digital ha atravesado una constante evolución en su conceptualización debido a los desafíos de las nuevas tecnologías. Actualmente, esta alfabetización se configura como el “nuevo lenguaje” universal que posibilita un desenvolvimiento efectivo y seguro en entornos virtuales.
Nos enfrentamos a la necesidad de una alfabetización que trasciende las destrezas instrumentales, hacia una combinación de habilidades prácticas, actitudes y valores al interactuar con la tecnología de diversas maneras.
La brecha digital ya no se mide solo por el acceso a un dispositivo tecnológico o la conectividad, sino por la capacidad de utilizar estos recursos de manera crítica y beneficiosa.
La Inteligencia Artificial está marcando el paso de nuevas habilidades digitales como las siguientes:

Diseño de instrucciones efectivas o (ingeniería de promts) como la habilidad práctica para comunicarse con la IA, formulando instrucciones claras y adecuadamente estructuradas.

Supervisión y auditoría que ayudan a validar y refinar las salidas de la IA.

Análisis de datos para discernir la información fiable de la falsa (o sesgada) y extraer información útil.

Agilidad de aprendizaje permanente como la capacidad de integrar nuevos conocimientos continuamente.

Conciencia ética digital para una reflexión constante que mida el impacto personal y social de las acciones generadas en un entorno digital.
La IA, además, está potenciando aquellas habilidades que ya son irremplazables como el pensamiento crítico, la adaptabilidad y la resolución de problemas.
La complementariedad:
una sinergia poderosa
Las habilidades digitales emergen como un pilar esencial para el desarrollo humano en la era de la Inteligencia Artificial. Ambas, se influyen mutuamente y se complementan para generar sinergias y oportunidades interesantes. Las habilidades digitales se plantean como una condición previa para alcanzar los beneficios de la IA en el contexto laboral y la sociedad.
En este sentido, la capacidad de utilizar y comprender la tecnología actúa como el catalizador que permite a los individuos y organizaciones aprovechar las capacidades de la IA, con una adopción responsable y equitativa.
Mientras que la IA puede asumir tareas rutinarias de procesamiento de datos, las habilidades exclusivamente humanas son las que dan dirección, contexto y propósito a las interacciones con las herramientas tecnológicas. Al complementarse, la IA y las habilidades humanas, logran alcanzar el potencial transformador sin precedentes que vivimos en la actualidad.

Enfoque centrado en el ser humano
Sabemos que la IA se nutre de datos, pero es la comprensión humana la que aporta intención y contexto a esos datos. Solo el pensamiento crítico y la conciencia social humana pueden detectar los sesgos históricos o culturales y corregirlos.
Aunque la IA puede generar una obra de arte basándose en patrones que aprende de obras existentes, la creatividad que impulsa la innovación disruptiva, la capacidad de soñar y conectar conceptos dispares de maneras inesperadas, siguen siendo dominios exclusivamente humanos.
Los grandes desafíos y conflictos globales no se resolverán con algoritmos y líneas de código, sino a través de la negociación, colaboración y liderazgo efectivo; habilidades intrínsecamente humanas.
La educación en tecnología:
una apuesta necesaria
Otro aspecto relevante es que las habilidades digitales y la inteligencia artificial se han convertido en un factor determinante de empleabilidad, exigiendo nuevas competencias para el mercado laboral. Ante este escenario, ¿quién debe encargarse de la formación tecnológica y la adquisición de estas habilidades?
Al integrar la educación en tecnología como una disciplina específica desde los primeros años de escolaridad, se abre la posibilidad para que los estudiantes adquieran las habilidades digitales de manera progresiva e integral, en un entorno controlado y guiado por profesionales.
El programa de tecnología de TBox, es un ejemplo exitoso de formación tecnológica desde la infancia, con un currículo adecuadamente estructurado y actualizado que responde a la constante evolución de las habilidades digitales.

En resumen, la importancia de adquirir habilidades digitales dejó de ser un tema de debate y se ha convertido en una necesidad innegable. La clave no es si se usa la tecnología, sino cómo y para qué.
El aprendizaje continuo y la actualización curricular garantizada por TBox, permite a los estudiantes desarrollar habilidades que los impulsen a encontrar nuevas maneras de aprovechar los recursos tecnológicos, innovar y solucionar problemas con el uso creativo de la tecnología.
Una formación tecnológica estructurada permitirá adoptar de manera gradual y orgánica esas habilidades digitales que seguirán evolucionando. Esta formación, deberá colocar al ser humano como el motor de la innovación responsable que maximice el potencial positivo de la IA.